VISITA AL MUSEO PEDRO DE OSMA
MI EXPERIENCIA
El día que visitamos el museo me sentí emocionada ya que íbamos a ver obras de arte el cual fueron hechos durante el mestizaje en el virreinato del Perú. Cuando llegamos nos separaron por grupos y cada grupo tenía su guía; en este caso me toca una guía mujer, ella nos explicó cada detalle de cada obra por lo que se podíamos entenderla y saber cómo fue pintada, por quien fue pintada, cuando se pintó, y mucho más. Dentro del Museo hay 8 salas; Manierismo, Advocaciones Marianas, Ángeles y Arcángeles, Procesos de Restauración, Esculturas, Alegorías, Escuela Cusqueña del siglo XVII y Escuela Cusqueña del siglo XVIII. En mi caso me gustó mucho las Advocaciones Marianas, porque usaban vírgenes pero no las que usualmente vemos, si no que su vestimenta era un cerro y en la punta estaba su casa, eso lo hacían porque cuando los españoles conquistaron el Tahuantinsuyo, los indígenas vivían en apus o cerros es por eso que para estas obras la virgen tiene un cerro e implementan el color dorado ya que ese color se usaba mucho para la vestimenta de indígenas; estas obras no eran hechas por españoles si no por los indígenas que pintaban y sabían la situación por la que pasaban.
El Museo Pedro de Osma se creó a partir de la colección del filántropo don Pedro de Osma Gildemeister, quien tenía en su resguardo obras del patrimonio virreinal del Perú. Buena parte de su vida coleccionó objetos artísticos de los siglos XVI al XVIII, como: pinturas, esculturas, retablos, piezas de plata, tallas en piedra de Huamanga, muebles y objetos diversos procedentes de áreas de antigua tradición plástica andina —especialmente de Cusco y Ayacucho— que ubicó sin pretensiones de museo en los salones de su casa y que mostraba a sus invitados y visitantes. En 1948, Pedro de Osma Gildemeister, hijo de Pedro de Osma y Pardo, empieza a mostrar su colección privada en la Casa de Osma. La mansión mandada a construir en estilo francés por su padre en 1906, fue diseñada por Santiago Basurco como residencia de verano de la familia De Osma, dado que Barranco era en ese entonces el lugar de veraneo de la oligarquía limeña. Después de la muerte de la viuda de Pedro de Osma y Pardo, sus hijos, Pedro y Angélica de Osma Gildemeister, adquirieron la propiedad. Pedro de Osma Gildemeister fallece en 1967, legando la propiedad a su hermana Angélica y, tras el Terremoto de Lima de 1974, se cancelan las visitas a la Colección. En 1980, la Casa de Osma es declarada Monumento Nacional y, para 1981, se inician los proyectos de restauración encargados a Eugenio Nicolini. En 1987, la Colección es reabierta al público como Museo Pedro de Osma y, en el 2004, pasa a ser administrado por la Fundación Pedro y Angélica de Osma Gildemeister.